El terrazo es un material duradero y elegante, muy utilizado en entornos laborales e industriales debido a su resistencia y fácil mantenimiento. Sin embargo, con el paso del tiempo y el uso constante, estas superficies pierden su brillo original. A lo largo del artículo te contamos las técnicas que puedes poner en práctica para abrillantar el suelo de terrazo y devolverle su esplendor inicial.
¿Cuáles son las características de un suelo de terrazo?
Antes de abordar los métodos de abrillantado, es crucial comprender las propiedades del terrazo. Este material se fabrica con fragmentos de mármol, granito o cuarzo, unidos con cemento y pigmentos. Su durabilidad lo hace ideal para áreas de alto tránsito, resistiendo el desgaste y el uso intenso.
Es importante tener en cuenta que el terrazo tiene cierta sensibilidad química ante productos de limpieza demasiado agresivos que pueden deteriorar su superficie. Por otro lado, su resistencia térmica le permite soportar cambios de temperatura sin agrietarse o deformarse.
Una de sus grandes ventajas es la facilidad de reparación, pues las áreas dañadas pueden restaurarse sin necesidad de reemplazar todo el suelo. Con un mantenimiento apropiado, un suelo de terrazo puede durar décadas, convirtiéndolo en una opción de gran longevidad.
Una vez pulido, el terrazo refleja la luz, aumentando la luminosidad del espacio. Este aspecto es particularmente beneficioso en entornos laborales, donde una buena iluminación es esencial.
Además, el terrazo se considera un material sostenible, compuesto principalmente por elementos naturales, lo que lo convierte en una elección ecológica para empresas comprometidas con el medioambiente.
Consejos para limpiar un suelo de terrazo
Una limpieza adecuada es el primer paso antes de abrillantar el suelo de terrazo. El proceso debe comenzar con un barrido diario utilizando una escoba de cerdas suaves o una mopa seca para eliminar el polvo y la suciedad superficial. Para el fregado regular, es recomendable usar un detergente neutro diluido en agua tibia, evitando productos ácidos o abrasivos que puedan dañar la superficie.
Tras la limpieza, conviene realizar un enjuague para eliminar todos los restos de detergente, previniendo así manchas u opacidad en el suelo, y secar inmediatamente con la ayuda de un paño limpio para que no se formen marcas de agua. ¿Y si se produce algún derrame? En ese caso resulta fundamental atenderlos al momento con el fin de evitar la aparición de manchas difíciles. Si estas persisten, se deben emplear productos específicos para el terrazo.
La protección contra rayones es esencial, por lo que se recomienda colocar almohadillas protectoras en las patas de muebles y equipos pesados. La instalación de alfombras o felpudos en las entradas ayuda a reducir la cantidad de suciedad que llega al área.
También es aconsejable evitar el exceso de agua, ya que la saturación prolongada puede dañar el terrazo y opacar su brillo. En espacios amplios, hay que rotar las áreas de tráfico, alternando la disposición de muebles y equipos para distribuir el desgaste de manera uniforme.
¿Cómo abrillantar un suelo de terrazo?
Este procedimiento comienza con una evaluación inicial del suelo, inspeccionando minuciosamente para identificar áreas dañadas o muy desgastadas. De ese modo sabremos qué nivel de pulido necesitaremos aplicar.
Seguidamente habrá que preparar bien el área: eso implica retirar todos los muebles y objetos de la zona y limpiar a fondo para eliminar toda la suciedad y residuos. Si se detectan golpes durante la inspección inicial, es momento de arreglarlos. Las grietas o huecos se rellenan con una masilla específica para terrazo, nivelando cuidadosamente las reparaciones con el resto de la superficie.
El pulido inicial se realiza con una máquina industrial equipada con discos de diamante de grano grueso. Este proceso se ejecuta por secciones, asegurando un acabado uniforme en toda la superficie. Entre cada pasada, es esencial aspirar el polvo generado para mantener un entorno de trabajo limpio y eficiente.
A medida que avanza esta fase, se pasa a un pulido progresivo. Esto implica cambiar a discos de grano cada vez más fino en etapas sucesivas. Este método se repite hasta lograr una superficie perfectamente lisa y uniforme, preparando el suelo para los pasos finales del abrillantado.
La aplicación de un cristalizador de calidad es crucial para proteger el terrazo y realzar su brillo. Se aplican varias capas finas, permitiendo que cada una seque antes de la siguiente.
El pulido final se lleva a cabo con discos extrafinos o almohadillas de fieltro, trabajando a baja velocidad para evitar marcas o quemaduras en el suelo. Después, se procede a abrillantar el suelo de terrazo aplicando un producto específico y utilizando una máquina rotativa de alta velocidad.
Es importante destacar que el abrillantado en entornos industriales o de oficinas extensas requiere equipamiento profesional y experiencia. Por ello, se recomienda contratar servicios especializados que cuenten con maquinaria apropiada y productos de alta calidad. Así, pueden determinar la frecuencia óptima de mantenimiento según el uso específico del espacio, generalmente anual en zonas de alto tránsito y cada dos o tres años en áreas menos concurridas.
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